Desde hace casi un mes, muy probablemente en sincronía con mi nueva afición por el microblogging en twitter, he mermado mis anotaciones en este, mi blog, reduciéndose casi a hacer compendio de datos que me parecen útiles. Ha sido para mí clara la mayor densidad de anotaciones relacionadas con frases o proverbios, pero ¿a qué se debe esto?.
Siendo de madrugada y en las últimas horas de oscuridad me pongo a pensar en el asunto: tengo varios borradores y datos que me gustarían publicar, pero no lo hago, me parecen interesantes, divertidos incluso, pero no despiertan en mi ánimo el deseo de publicarlos inmediatamente... cosa que no ocurre cuando se trata de frases, refranes o proverbios. Puesto a pensar en el porqué encuentro que me parecen más interesantes los compendios de sabiduría o experiencia que las novedades, noticias adornadas como "lo último en" o "lo destacado de"; al fin y al cabo toda novedad de hoy será obsoleta mañana. Pero la sabiduría permanece.
Creo que fue Salomón quien dijo que los dichos de los sabios son como flechas, y que reunidos forman un arma poderosa para enfrentar la vida; por eso pienso que tengo predilección por las frases... ¡ah! pero no todas. Debo confesar que sufro de repulsión visceral por toda retaíla con aires de autosuperación o frasesita de motivador de esas que tienen el mismo efecto que el alcohol para un depresivo. Esas que te alienan por medio día y al siguiente no sirven de nada. Prefiero las citas sesudas, pensadas, agudas, tal vez impertinentes, pero provocadoras; que sacudan, que golpeen, que incomoden, que al menos me dejen en una sana sensación de inquietud. Al fin y al cabo, si voy a tener algo dándome vueltas en la cabeza durante el día, por mucho prefiero que sea una perla de sabiduría (no siempre reverente), que divagar con el último chisme de temporada.
Siendo de madrugada y en las últimas horas de oscuridad me pongo a pensar en el asunto: tengo varios borradores y datos que me gustarían publicar, pero no lo hago, me parecen interesantes, divertidos incluso, pero no despiertan en mi ánimo el deseo de publicarlos inmediatamente... cosa que no ocurre cuando se trata de frases, refranes o proverbios. Puesto a pensar en el porqué encuentro que me parecen más interesantes los compendios de sabiduría o experiencia que las novedades, noticias adornadas como "lo último en" o "lo destacado de"; al fin y al cabo toda novedad de hoy será obsoleta mañana. Pero la sabiduría permanece.
Creo que fue Salomón quien dijo que los dichos de los sabios son como flechas, y que reunidos forman un arma poderosa para enfrentar la vida; por eso pienso que tengo predilección por las frases... ¡ah! pero no todas. Debo confesar que sufro de repulsión visceral por toda retaíla con aires de autosuperación o frasesita de motivador de esas que tienen el mismo efecto que el alcohol para un depresivo. Esas que te alienan por medio día y al siguiente no sirven de nada. Prefiero las citas sesudas, pensadas, agudas, tal vez impertinentes, pero provocadoras; que sacudan, que golpeen, que incomoden, que al menos me dejen en una sana sensación de inquietud. Al fin y al cabo, si voy a tener algo dándome vueltas en la cabeza durante el día, por mucho prefiero que sea una perla de sabiduría (no siempre reverente), que divagar con el último chisme de temporada.